Buenos días. Bienvenidos al blog del taller de novelas. Este un espacio para dejar un registro de nuestro trabajo como autores de un puñado de novelas en ciernes. La mía se llama perrolobo y es la historia de un perro mezclado con lobo, porque su padre fue un lobo y su madre una perra. El animal habita un bosque cercano a una ciudad caótica y amenazante; tarde o temprano, los hombres de esa ciudad y perrolobo habrán de enfrentarse, porque su convivencia pacífica es imposible. En la novela prevalecen las digresiones y el narrador es un búho, que describe "los deseos, las apetencias y los miedos de un animal común", cuya existencia se relata sin humanizarlo, como ocurre comúnmente en las historias infantiles contemporáneas. El búho está humanizado (por razones que hasta el momento no se han aclarado), pero reniega de su condición de narrador.
La idea de esta novela (o parodia de novela) parte de la novela gráfica de Grant Morrison y Frank Quitely, W3, así como del ensayo "Tres de nosotros: W3", de Alberto Chimal.
jueves, 31 de mayo de 2007
Así barremos
Sólo un quinteto de obsesionados se reúne el domingo al anochecer para su taller de novela.Esos mismos cinco que hace años empezaron a tallerearse y a amistarse.Esos mismos cinco que antes traían cuentos y poemas y hoy llegan con sus proyectos de novela con ojos azorados: ¿Así? ¿Sigo derecho o me quito?
Ya publicaciones, ya becas, ya premios, ya maestrías, el grupo y cada uno de los que somos parte seguimos mostrando nuestras palabras con el mismo pudor, pero eso sí: un pudor más ambicioso y más templado.
Después de cada sesión nos aprestamos a cruzar esa línea, del blanco al garabato, de la palabra herida a su búsqueda de sanación. Al cabo que hay suficientes montoneros. Nunca suficientes como para no darle la bienvenida a uno más. Ya somos seis.
Ya publicaciones, ya becas, ya premios, ya maestrías, el grupo y cada uno de los que somos parte seguimos mostrando nuestras palabras con el mismo pudor, pero eso sí: un pudor más ambicioso y más templado.
Después de cada sesión nos aprestamos a cruzar esa línea, del blanco al garabato, de la palabra herida a su búsqueda de sanación. Al cabo que hay suficientes montoneros. Nunca suficientes como para no darle la bienvenida a uno más. Ya somos seis.
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