Ya me tocó el segundo round. Otras 20 páginas.
(Y otras garrafas de limonada, cafés, y sandwichitos futboleros y meseras encorajinadas).
Y ahí en la sesión se reflejaron las dos apuestas literarias del grupo. Abreviémoslo así:
Vargas Llosa vs Kundera.
La literatura centrada en la acción vs la literatura que reflexiona.
La voz narradora que introspecciona a fondo en los personajes vs la voz narradora que registra acciones externas como reflejo de las internas.
Javo y Joso quieren ya acción en las 40 primeras páginas de una novela de 200 y ya quieren ver claramente el conflicto central.
A Manuel y Alfonso no necesariamente les urge. Ya ven una serie de conflictos a crecer y desarrollarse más.
Lo que unánimemente me indican debo cuidar es ese esquema que tiene Gabriel para ver la realidad: siempre como una puesta de escena que él dispone y dirige. No siempre ha quedado muy clara su ironía, su manipulación.
Es la importancia del taller. Probar en caliente lo que funciona, lo que no, lo que debe reforzarse. Probarse uno. Probar a los personajes. Unos aman a Gabriel, otros respetan a Pedro, unos sientes simpatía por el tartamudo, otros lo aborrecen. Y Agnes siembra misterio entre ellos.
Mis personajes están vivos, moviéndose. Y la historia caminando sobre la cuerda floja entre la acción y la reflexión. ¿No es divertido? Tanto como reunirme con tan queridos amigos para hablar de literatura y reírnos de nosotros mismos.
Ah, aquí estuvo Marián.
jueves, 12 de julio de 2007
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1 comentario:
Te leí, Mo.
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