EN VISTA DE que este pobre blog está abandonado, he decidido escribrir un poco de mi novela en ciernes (o parodia de novela, como se prefiera) perrolobo.
Mientras leía Crash, la impresionante novela erótica de JG Ballard (¡qué fatuas lucen las aventuras sentimentales de muchos libros a su lado!), me di cuenta de que hasta el momento (me falta un centenar de páginas) los capítulos no rebasan las 10 cuartillas. Se discute si la diferencia fundamental entre el cuento y la novela es la extensión, aunque es por medio de la distribución de las acciones en determinado número de segmentos que se antojan naturales (los capítulos) que la novela adopta un ritmo determinado. El ritmo dependerá de cuánto espacio ocupe el capítulo en proporción con el total. (El arte de la novela es bastante explícito en ese sentido.)
No es el caso de mi novela (las entradas son de extensión muy desigual) o al menos no he tenido la paciencia de tratar de entender la distribución de los capítulos (a manera de tiempos) en el cuerpo de la novela, porque he estado más que nada ocupado en el lenguaje y la unidad de acción, que en la novela está fundamentada en la intervención de un promontorio de rocas con forma de cráneo, donde hay tres cuevas: cada una conduce a una historia, un destino diferente, protagonizado por un alter ego del personaje central, el perrolobo del título. Por el momento a esta novela le ha tocado jugar con una historia de la mano.
El texto se acerca a su fin (en teoría, estoy como a 30 cuartillas de la extensión planeada en el proyecto original). Veo que estaba equivocado cuando pensaba que la novela se prolongaría más allá de las 100 cuartillas. Por el momento nada de eso. Así que espero tener el primer borrador para finales de año; a ver, ya veremos.
(Algunas lecturas: el libro de Susan Sontag, Al mismo tiempo —el último—, uno de los mejores que he leído en un buen rato. Aunque me gustaron los textos políticos, mis favoritos han sido, obviamente, aquellos dedicados a la literatura, sobre todo la novela. Un apunte interesante: Sontag reconoce que para ella la historia es el componente "más importante de la novela", aunque, con sabiduría, en otro de los textos —que no por casualidad se llama "Extravagante"— explica que esa es una herencia del siglo XIX y que hay otras estéticas, como la del Tristram Shandy, con las cuales no necesariamente ocurre lo mismo. En fin, espero comentarlo con más detalle en el futuro.)
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2 comentarios:
Sontang es de mis ensayistas favoritas, tenia una lucidez que pocas veces se lee, aunque debo confesar que nunca he leido ficcion de ella, no tengo idea por que, tal vez nunca me he topado con alguna novela de ella cuanto tengo dinero para comprarla...saludos y abrazos
Jorge Tadeo: igual yo, apenas he leído un cuento de ella, aunque muy particular y muy interesante; luego te lo paso.
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