sábado, 9 de junio de 2007

Era un crimen ese primer borrador

La importancia de esta novela (a nivel personal) es que después de idear dos proyectos, éste, el tercero, es el que tiene más coherencia y relevancia. Por tal motivo inicié a escribirla justo cuando empecé a idearla. Entonces todo era fluidez y felicidad. Los personajes salieron sin mayor esfuerzo así como las escenas, la trama, los escenarios, el ambiente en el que se desarrollan todos estos elementos. Escribí cuarenta páginas en varios días. Lo que nunca.

Entonces ya lo tenía claro: se trataba de una novela corta de sesenta cuartillas ordenada en tres capítulos. Se basaba en los crímenes que en los últimos meses se han cometido a policías del estado. Incluía pocos personajes y apostaba por mezclar artículos periodísticos reales con la ficción propia de la novela. Pensé escribir una metaficción. Pensé meterme en cosas políticas y de narcotráfico. Pero cada uno de estos puntos desaparecieron después de escuchar los comentarios de mis compañeros acerca del primer capítulo.

- Los personajes no son convincentes.
- La mujer parece de cartón.
- ¿Otra metaficción?
- No hay reflexión, sólo actos.

Así pues, mi novela sigue basándose en dichos crímenes pero ahora como mero pretexto para una búsqueda interior del personaje principal. Ya no incluiré artículos periodísticos reales ni será una metaficción como la idea inicial. Tampoco entraré de fondo en cosas políticas y de narcotráfico. A la novela ya no le interesa explorar esos tópicos. Ahora se trata de una reflexión sobre la violencia, del acto de escribir, de los medios de comunicación, de la cultura en la que vivimos.

Joso

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